diumenge, 21 de setembre del 2008

EL EMBAJADOR (Herman Guillermo Dolder)


Aquesta petita peça teatral l'ha escrit l'amic Herman, autor del blog PH2.5 . Tot i que el què caracteritza el seu blog són els acudits curts que va postejant diàriament, també hi podeu trobar alguna breu obra teatral escrita per ell mateix. Un blog més que recomanable per a qui li agradi l'humor que et faci pensar (a vegades massa i tot, jeje).



EL EMBAJADOR

El guardia entra a escena seguido del Embajador y su Secretario, les hace una seña de que esperen y se retira.
Embajador: Bueno, Donato, repasemos todo una vez más. No nos vayamos a equivocar en nada.
Donato: Como usted diga.
Embajador: En unos minutos vamos a tener la tan esperada entrevista con el Rey Gregorio, de nuestro vecino país, Bradiponia, y tenemos que lograr que se crea nuestro discurso, ¿el cuál es?
Donato: ... que necesitamos su permiso para instalar "temporariamente" a nuestro ejército dentro de su país...
Embajador: ¿para?
Donato: ...para atacarlos por sorpresa ¡y hacerlos pomada!
Embajador: ¡No! ¡La excusa!
Donato: Ah, porque nos sentimos amenazados por el ejército Rotanburgués, y creemos que intentarán invadir Bradiponia para luego atacarnos a nosotros...
Embajador: Bien, bien... ¿y si no nos cree?
Donato: Tenemos el mandato de nuestro excelso y elevado rey para declararle la guerra a Bradiponia.
Embajador: ¿Por qué?
Donato: “¡Porque los amigos de nuestros enemigos son nuestros enemigos!”
Embajador: Y se acabó la diplomacia.
Donato: Sí, pero hay algo que no entiendo... ¿Por qué nos quieren atacar los Rotanburgueses?
Embajador: No, los Rotanburgueses no quieren atacar a nadie, ¡si son más pacíficos que Ghandi dormido!
Donato: ¡No! ¡La excusa!
Embajador: ¡Ah! Porque quieren apoderarse del libro de recetas de nuestra soberbia y majestuosa reina, dónde se encuentra el secreto de sus afamadas empanadas.
Donato: Ya veo... y nosotros ¿por qué queremos invadir Bradiponia?
Embajador: ¡Chssst! ¡Nosotros no queremos invadir a nadie!
Donato: ¿Y para qué vinimos, entonces?
Embajador: ¿Ah, vos decís "sin la excusa"?
Donato: Sí.
Embajador: Porque en realidad no tenemos ningún libro de recetas, nuestra reina cocina una comida asquerosa y nuestras esposas... (mirando a ambos lados, y hablando en voz baja) son muy fieles súbditas.
Donato: ¡Buej!
Embajador: Lamentablemente todos nuestros intentos de exportar comida para llevar han fracasado y para sobrevivir hemos tenido que importar comida chatarra, la que nos hemos visto forzados a pagar con intereses usurarios, quedando las arcas del tesoro completamente vacías. Ante la desesperación nuestro sabio e ilustre monarca consultó con los astrólogos y brujos del reino, quienes luego de innumerables simposios, conferencias y congresos, recomendaron aumentar los impuestos y atraer inversores. Nuestro magnífico y venerable rey, fiel a sus recomendaciones aumentó los impuestos. Con los nuevos ingresos construyó horcas y guillotinas, en los cuales ejecutó a todos los brujos y astrólogos.
El espectáculo atrajo a multitudes de inversores, lo que efectivamente produjo una leve reactivación de nuestra economía, fenómeno que los astrólogos que quedaban vivos denominaron "veranito", probablemente porque estábamos en enero, pero en cuanto la última cabeza dejó de rodar y el último cuerpo cesó de balancearse, los inversores rápidamente se alejaron y volvieron a sus países de origen, quedando nuestro reino sumido nuevamente en la miseria.
Donato: (Riéndose) ¡Cómo olvidarlo!
Embajador: Te acordaste de las ejecuciones, ¿no?
Donato: ¡Sí!
Ambos: Jua jua jua...
Embajador: En fin... Volviendo al tema que nos incumbe, teníamos que actuar rápido. Había dos alternativas, que nuestras esposas aprendieran a cocinar, o conseguir esclavos para que nos cocinaran. Nuestro infalible y todopoderoso regente optó por la primera, pero nuestra dócil y sumisa reina con sutiles maneras, convincentes discursos, y agudos argumentos lo convenció de las virtudes de cambiar su elección.
Donato: ¿Sutiles maneras, convincentes discursos y agudos argumentos?
Embajador: Bueno, cuchillo en mano lo arrinconó contra una esquina de la cocina real y le dijo que si no le traía un esclavo cocinero ella iba a aprender a cocinar empezando con un "pucheró royal"...
Donato: La bondadosa e ingeniosa reina...
Embajador: Así que aquí estamos. Los bradiponios, aunque son bastante estúpidos, son muy buenos en la cocina.
Donato: ¡Ah, los queremos para esclavos cocineros!
Embajador: ¡Claro!
Donato: Entonces, en vez de hacerlos puré, ¡queremos que nos hagan puré!
Embajador: ¡Silencio! ¡Que acá vienen!
Guardia: ¡Reginotio Gregorio!
Donato: "Reginotio" ¡Qué estarían pensando los padres!
Embajador: ¡Shh!
Guardia: ¡Subcápit, subcápit!
Donato: ¿Queloque?
Embajador: ¿Y éstos en qué idioma hablan?
Donato: ¿Qué se yo? ¡Si no sabe usted, que es el embajador!
Guardia: ¡Subcápit!
Embajador: ¿Qué voy a saber? Si soy embajador es por mi don para la diplomacia... y por ser esposo de la sobrina del edecán de nuestro justo y magnánimo rey.
Guardia: ¡Subcápit! ¡Allogora!
Donato: Creo que quiere que bajemos la cabeza...
Rey Gregorio: Supercápit, supercápit... ¿Sonsos vosos cuáles?
Donato: Creo que quiere saber quienes somos...
Rey Gregorio: ¿Nau parlamies bradipón?
Donato: Creo que quiere saber...
Embajador: ¡Sí, ya entendí!
Lamentablemente no hablamos su exquisito idioma... Veamos, ¿Do you speak english?
Rey Gregorio: Nau.
Embajador: Este... ¿Você fala o português?
Rey Gregorio: Nau.
Embajador: Y... ¿Parlate italiano?
Rey Gregorio: Nau.
Embajador: A ver... ¿Sprechen Sie Deutsches?
Rey Gregorio: Nein.
Embajador: La pucha... ¿Parlez-vous français?
Rey Gregorio: ¡Oui! ¡oui! ¡trés bien!
Donato: Bien, bien. Tres bien, ¡Cuatro bien!
Embajador: Qué macana...
Donato: ¿Qué?
Embajador: Que en francés sólo sé decir "¿Parlez-vous français?"
Donato: Algo es algo...
Rey Gregorio: No problema, no precupando, mi hablar poquitito español. ¿Ser ustedes?
Embajador: Permitidme presentarme, su majestad.
Rey Gregorio: ¡Hola, Sumajestá!
Embajador: No, no, usted es "su majestad".
Rey Gregorio: ¿Mi ser de quién majestá? No, no, mi siendo Rey Gregorio, de Bradiponia.
Embajador: ¡Si, ya sé! Lo que digo es que...
Rey Gregorio: ¡Ah! ¡Bien, bien!
Embajador: ¡Pero si no dije nada!
Donato: Esto parece un chiste de bradiponios.
Rey Gregorio: Ser bienvenidos.
Embajador: Eh, bueno, este... Yo soy Don Alfonso Gorlengo, embajador plenipotenciario del magno y excelso...
Donato: ¡Eh, eh!
Embajador: ¿Ah, ya usamos "excelso"?
Donato:
Embajador: Perdón, embajador plenipotenciario del... magno y excelente Rey Josefino de Soberlandia.
Rey Gregorio: Ah, Rey Josefino de Soberlandia, bien, bien. Lindo Soberlandia. Mucho montaña.
Embajador: Sí, sí... Y éste es mi secretario, Donato... ¡todo junto!
Rey Gregorio: ¡Hola, Donato Todojunto!
Donato: ¡Hola, Reginotio!
Rey Gregorio: ¡Ah, parlamies bradipón!
Donato: ¿Eh?
Embajador: Digo, nosotros venimos de parte del... este...
Rey Gregorio: Ah, viniendo del este.
Embajador: ¡No, no, venimos del oeste!
Rey Gregorio: De oeste-oeste?
Embajador: No, del oeste, de acá nomás.
Rey Gregorio: No, no, ¿de oeste o este?
Embajador: Ah, de oeste, ¿está?
Rey Gregorio: Oeste está, por allí.
Embajador: Si, ya sé, gracias. Nuestros chistes de bradiponios se quedaron cortos. Éstos tipos son más tontos de lo que creía. Esto va a ser pan comido.
Rey, nosotros venimos de parte del...
Donato: Ojo.
Embajador: ...del único y... espectacular Rey de Soberlandia a solicitar un favor a su maj... a usted.
Rey Gregorio: Mi ser todo oídos, o como diciendo en bradipón, "omniauricúl".
Embajador: Sí, claro, gracias, resulta ser que tenemos informes de inteligencia...
Rey Gregorio: Ah, eso siendo malo.
Embajador: ¿Qué?
Rey Gregorio: Lo que diciendo, teniendo gente "informe de la inteligencia". Ser fea enfermedad. Pero viniedo a lugar correcto. Bradiponia teniendo mejores loqueros del mundo. Rey Josefino venir cuando quiera.
Embajador: No, no, lo que digo es que...
Donato: A ver, permitame. Gregorio. Nosotros necesitar poniendo ejército de nosotros en Bradiponia. Nosotros teniendo julepe de Rotenburgo invadir Bradiponia para luego invadiendo Soberlandia.
Rey Gregorio: ¡Ah, oh! Importante, importante.
Embajador: ¿Eh, lo entendió?
Rey Gregorio: Sí, sí. ¡No queriendo Rotenburgo invadiendo Bradiponia!
Embajador: Nosotros tampoco lo queremos.
Rey Gregorio: ¿Qué?
Donato: Nosotros tampoco queriendo.
Rey Gregorio: ¡Ah! Bien, bien. Pero, ¿porqué Rotenburgo queriendo invadiendo ustedes?
Embajador: Ah, he ahí lo que le decía acerca de...
Rey Gregorio: Ahí, cerca, ¿dónde?
Embajador: No, digo, que por eso le decía que tenemos infor... mación de... espías nuestros que indican el deseo de los Rotenburgueses de adueñarse de un libro de nuestra grácil y esbelta reina.
Rey Gregorio: Ah, un libro. ¿Qué escribido en libro que ser tan importante?
Embajador: ¡Contiene la receta de sus afamadas empanadas!
Donato: ¿Mis afamadas empanadas?
Rey Gregorio: ¿Usted cocinando?
Embajador: No, ¡de ella! La receta de las afamadas empanadas de ella.
Rey Gregorio: Ah, no conocer esas afanadas empamadas. Nosotros una vez comprando comida para llevar de Soberlandia, pero teniendo que tirar a basura. Puede ser fallando refrigeración en viaje. Llegando podrida.
Donato: Llegando como saliendo.
Embajador: ¡Shh! Sí, tal vez falló la cadena de frío...
Donato: Mientras no falle la cadena del inodoro...
Embajador: ¡Shh! Entonces, ¿contamos con ustedes?
Rey Gregorio: ¿Hasta cuánto?
Embajador: ¿Hasta cuánto, qué?
Rey Gregorio: ¿Hasta cuánto querer que contando?
Embajador: No, este... lo que quiero decir es...
Rey Gregorio: Si ser número grande yo llamando al “contador del reino”...
Donato: ¿Y él por qué número va?
Rey Gregorio: No estar seguro, si querer preguntando... Pero si ser número chico arreglarnos solos...
Embajador: ¡No! ¡Lo que quiero saber es si nos van a ayudar a defendernos!
Rey Gregorio: ¡Ah, sí, claro! Decir a Josefino que no problema. Nosotros defendiendo Soberlandia. Nosotros llevando ejército Bradiponio a Soberlandia para proteger libro.
Embajador: Bueno, este, gracias, pero lo que queremos es traer nuestro ejército a Bradiponia para impedir que los invadan los Rotenburgueses.
Rey Gregorio: Pero nosotros no teniendo libro de afanadas.
Embajador: No, pero eso no importa. No importa la comida.
Rey Gregorio: Bueno, ya explicando porque no importar más comida. ¡Porque comida llegando podrida!
Donato: No estaba podrida, era así, nomás.
Embajador: Digo, nosotros venimos igual a Bradiponia para ayudar con el sitio.
Rey Gregorio: Gracias, pero sitio andando muy bien. www.bradiponia.com. Más de 8 visitas por día.
Donato: ¿Tienen chat?
Rey Gregorio: Sí, teniendo.
Embajador: ¡Basta! Nosotros exigimos traer nuestros soldados a Bradiponia para protegerlos.
Rey Gregorio: ¿Y no ser mejor protegerlos en Soberlandia?
Embajador: ¡No, para protegerlos a ustedes!
Rey Gregorio: Ah, gracias, nosotros devolviendo el favor mandando ejércitos a Soberlandia, protegiendo ustedes y libro.
Embajador: Nosotros no necesitamos protección de ustedes.
Rey Gregorio: Claro, porque nosotros amigos, amigos no atacando.
Embajador: No, lo que no necesitamos es que ustedes nos protejan de los Rotenburgueses.
Rey Gregorio: ¿Ah, no? ¿Entonces yo no entender ustedes viniendo para qué?
Embajador: Nosotros venimos para... para... ¡Basta! ¡Obviamente ustedes apañan a los Rotemburgueses, y quieren distraernos para que ellos nos ataquen por sorpresa!
Rey Gregorio: ¿Que siendo “apañan”?
Embajador: Ya lo dijo nuestro... gentil y carilindo monarca “¡Los amigos de nuestros enemigos son nuestros enemigos!”
Rey Gregorio: ¿Y nosotros siendo amigos o enemigos?
Embajador: ¡Ustedes son amigos!
Rey Gregorio: Ah, entonces estando todo bien, amigos.
Embajador: No, no, ustedes siendo amigos... ustedes son amigos de los Rotenburgueses. Nuestros enemigos.
Rey Gregorio: O sea, nosotros siendo amigos y enemigos.
Embajador: Este... sí.
Rey Gregorio: ¿Y ustedes?
Embajador: ¿Nosotros qué?
Rey Gregorio: ¿Siendo amigos o enemigos?
Embajador: ¿De quién?
Rey Gregorio: De nosotros.
Embajador: Amigos... no... ¡enemigos! ¡No me confunda!
Rey Gregorio: No lo confundo, usted siendo Don Alfonso Gorlengo, usted Donato Todojunto, ¿amigos?
Donato: Sí, de años. Nos conocemos desde el colegio.
Embajador: ¡Basta! Como embajador plenipotenciario del Rey...
Donato: ¡Eh!
Embajador: ¡Callate! ...del Rey, sí, del Rey de Soberlandia, y viendo claramente que ustedes cooperan con Rotenburgo, es que les declaro la guerra.
Rey Gregorio: ¿A Rotenburgo?
Embajador: ¡No, a Bradiponia! ¡Les declaro... la guerra!
Rey Gregorio: ¿Ajá, y?
Embajador: ¿Y qué?
Rey Gregorio: Usted declarando “la guerra... siendo mala”, “la guerra... siendo cruel”... ¿Declarando qué de la guerra?
Embajador: Eh, no, yo no les declaro que la guerra sea nada. Lo que les declaro... les informo que queremos ir a la guerra con ustedes.
Rey Gregorio: ¿Ir a la guerra a dónde con nosotros, y contra quién? ¿Rotenburgo?
Embajador: ¡No, contra ustedes!
Rey Gregorio: Ah, no, nosotros no yendo a guerra contra nosotros. ¿Porqué mejor no yendo a guerra contra Rotenburgo? Según escuchando ellos teniendo libro de empanadas...
Donato: ¿Ellos también?
Embajador: Ellos no tienen libro, nosotros somos los que tenemos...
Donato: ¿Pero, nosotros, al final tenemos...?
Embajador: Nosotros... no... la guerra... quiero que...
Rey Gregorio: ¿Qué siendo "plenipotenciario"?
Embajador: Plenipo... ¡Basta! ¡No aguanto más! Me doy por vencido!
Rey Gregorio: ¿Qué siendo "Me doy por vencido"?
Embajador: ¡Qué no aguanto más! Me doy por vencido! Me rindo!
Rey Gregorio: ¿Qué?
Embajador: ¡Qué me rindo!
Rey Gregorio: ¿Tito, lo tenés?
Consejero: Fuerte y claro, señor
Embajador: ¿Eh, qué, cómo?
Rey Gregorio: Guardia, detenga a estos señores como prisioneros de guerra. Tito, que se comunique al pueblo de Bradiponia y Soberlandia que el señor embajador plenipotenciario de Soberlandia declaró la guerra a Bradiponia, y que luego se rindió incondicionalmente. Que se difunda la filmación por todos los canales y se publique en el boletín oficial.
Si se hubieran tomado la molestia de averiguar algo de Bradiponia, en lugar de basarse en sus tontos prejuicios, sabrían, por lo menos, que hablamos español igual, o mejor, que ustedes.
Embajador: Pero, yo, no...
Rey Gregorio: Llévenselos. Tito, ¿escuchaste el último chiste de Soberlandeses?
Embajador: ¡Nooooo!